El lago Titicaca, santuario del mundo inca y la Isla del Sol nos reciben para nuestra primera excursión. Que encanto de pasear a más de tres mil metros de altura entre estos paisajes. Uno no se cansa de llenarse los ojos de la vista. Es la primera cosa que me impactó aquí... Una naturaleza preciosa y un cielo somptuoso, ¡independientemente del clima!
En esta isla, siguen utilizando la técnica tradicional de cultura en terraza característica de las culturas de montaña y típicas del Altiplano boliviano.
En la noche, la magia de la puesta del sol... Un espectáculo que no deja indiferente. Juegos de luces espléndidos y un ambiente único son los ingredientes de nuestra noche en la isla...