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Cochabamba - El Campo

El choque entre campo y ciudad

El Campo.Que se puede decir del campo en Bolivia, sino que no tiene nada pero NADA que ver con las ciudades. Es como si a dos horas de Bruselas existiera un pueblito africano. Bueno, exagero un poco, ¡pero cada ida y vuelta que hago por estas zonas me asombra!

En el campo, no hay agua corriente, no hay electricidad, no hay calefacción. En resumen, ¡faltan señales de lo que llamamos la "civilización"! Sin embargo, la autenticidad está por todas partes, una dureza increíble en las condiciones de vida, de higiene.

Aquí, el taller de "control social" de Aiquile. Un taller participativo que reúne gente de todos los horizontes, en este caso: campesinos, arquitectos, contadores, cholitas, economistas. En fin, gente de la ciudad y gente del campo, gente rica y pobre, gente "formada" y otros que no saben casi nada. Y todos están aquí para compartir su experiencia en control social, guiados por la gente de AYNISUYU, la ONG de Manu.

El control social es un principio legislativo creado para controlar, a través de los Comités de vigilancia, la manera en la cual las alcaldías gastan la plata puesta a su disposición por el poder central vía la ley de descentralización (Esta ley permite por primera vez a los municipios de administrar parte de los ingresos del tributo y de la ayuda internacional), y esto con el fin de disminuir la corrupción que como lo pueden sospechar está aquí casi institucionalizada.

Teóricamente los Comités de vigilancia pueden también proponer proyectos de desarrollo a las alcaldías. El problema es que en estos municipios rurales, nadie sabe mucho de contabilidad básica, ni de gestión de proyectos. Entonces no es muy fácil controlar de manera eficaz la contabilidad o diseñar propuestas de desarrollo. De ahí la intervención de las ONG, para capacitar y ayudar los Comités de vigilancia. Pero se imaginan con que medios irrisorios.

En Bolivia, la persona la más importante es la que habla más tiempo... La calidad de la exposición no tiene importancia de momento que el discurso es laaaargo y que la persona habla mucho. Esto no deja de frustrar mi ideal bien occidental de eficacia, de rentabilidad, en fin de ¡ EFICIENCIA!

Aquí, el campeón todas categorías está expresando poco (hablando del contenido) tomando muuuuuuuuuuuuuuuuucho tiempo.

Después del taller de Aiquile, nos vamos a Mizque en el minibús local. Llegamos tarde en la noche y andamos a dormir en la Central Campesina de la ciudad (dormitorios construidos por una ONG extranjera) para permitir a los campesinos que vienen a veces de muy lejos (como a 6 horas de caminata) de asistir a las reuniones.

Al día siguiente, nos vamos al punto de encuentro previsto para la reunión, la Alcaldía... Pero no hay nadie. Manu y yo entonces decidimos de ir a dar un paseo, después de dos horas de espera. Volvemos a la tarde y allí, gran sorpresa: hay una persona, sobre los 12 o 15 previstos, que está presente... Ponemos una nota en la puerta para avisar que la reunión se posterga para el día siguiente a partir de las 08 :00 de la ma ñ ana y nos vamos a dormir a la casa de Don Mario, a unas dos horas de caminata del pueblo.

Después lavamos la vajilla en el río, y les aseguro que en la mañanita, ¡no es nada agradable mojarse las manos, en este frío!

Sólo por la imagen que sigue, ir al campo vale la pena. El panorama sobre el valle de Don Mario, ¡Qué asombroso!

Para el día siguiente, habíamos acordado con la Alcaldía que su chófer vendría a recogernos a las 06:00 de la mañana en punto. Obviamente no está a la hora. Renegando, caminamos una hora. Luego, como Angélica ya no puede más, nos sentamos esperando que un coche venga a pasar lo más antes posible. Mientras tanto, Don Mario nos enseña un sitio incaico (en Bolivia, todo lo que es un poco antiguo es incaico) donde él encontró unos vasos. Al volver, nos dicen que un camión pasó hace media hora y que a la vuelta nos va a recoger. Una hora más tarde, vuelve a pasar, pero cargado con tanta gente que subirnos parece una broma. Termino agachado entre un perro gruñendo y unos campesinos mirándome como si fuera un marciano. En fin, ¡un viaje inolvidable!

Llegamos al pueblo para escuchar que los campesinos, furibundos de nuestro retraso ya no quieren tener la reunión... Cierto que nos hemos atrasado de 3 horas pero ¡por culpa de la Alcaldía ! Al final, ellos admiten que tienen un día y medio de retraso, pero que no es igual. No lo puedo creer, el respeto más elemental falta a menudo y tenemos la ligera impresión de que para ellos, las ONG están a su servicio, que se les puede pedir todo, ¡como a una empleada! Después de una hora de charla (sin exageración ninguna), la reunión empieza, por fin. La noción de tiempo puede ser diferente, es cierto, pero ¡no es justo que sea variable siempre para las mismas personas!

Finalmente, durante esta semana al campo, les confieso que varias veces me exasperé, sin embargo ¡quedaron muy buenos recuerdos!

Gracias a Don Mario por su hospitalidad, a Don Guido y a Don Ramón por haberme dejado seguirles durante esta semana en el campo.

Mas informacion sobre el control social y el trabajo de AYNISUYU en el campo.